25 de març 2013

A propósito de "adoctrinar"



Vaya por Dios, lo que nos faltaba:


1 comentari:

  1. La campaña "Me quieren adoctrinar", presentada el pasado día 25 de marzo por las Nuevas Generaciones del Partido Popular en Castellón pretende animar al alumnado de las escuelas e institutos de la provincia a "denunciar" a los profesionales de la educación que, acogiéndose a su derecho de cátedra y a su libertad de expresión, informen o presenten al alumnado argumentos o ideas que las NNGG del PP en la provincia estimen como "adoctrinación ideológica". Las prácticas a las que animan incluyen el envío de quejas anónimas a una dirección de correo electrónico creada al uso para posteriormente "ser trasladadas a los organismos competentes". Esta campaña no es más que otro intento de añadir más confusión ante la situación de un colectivo duramente atacado ya por la política de recortes del partido en el gobierno central, autonómico y local, a los que se intenta desacreditar ante la opinión pública tachádolos de "adoctrinadores ideológicos". Olvidan que es precisamente este partido el que defiende la presencia de una asignatura cien por cien adoctrinadora en las escuelas, como es la de Religión Católica, los mismos que han dado un giro en una dirección "ideológicamente" muy precisa a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y han llenado de razonamientos neoliberales el borrador de la nueva ley de educación (LOMCE). ¿Quién adoctrina a quién? El profesorado podría quedar así expuesto a posibles revanchas, delaciones o simplemente actos de mala fe por parte de miembros de la comunidad educativa que, por algún motivo, quieran conseguir algún tipo de ventaja personal. De nuevo, ciertos partidos apuestan por la confrontación y el descrédito en lugar del diálogo y la defensa de la educación pública, la única que puede contribuir con sus profesionales al desarrollo integral, igualitario y en libertad de los jóvenes. Nuestros jóvenes nunca deberían ser adoctrinados, pero siempre deberían poseer todos los puntos de vista, aprender a pensar y a crearse su propio criterio. Los docentes no pueden ser meros voceros del pensamiento único, es más, deben animar a sus alumnos a que sean críticos con el dictado del poder, para querer cambiar la situaciones de injusticia en nuestra sociedad. Enseñándoles a propagar rumores infundados o acusaciones improbadas no vamos a formar ciudadanos, sino más bien hienas. Nadie puede obligarles a asumir como bueno todo aquello que les es dicho, ni por un profesor, ni por un joven militante de un partido político.

    El alumno delator no sufrirá con su queja anónima ninguna represalia por su acto, quizá más bien consiga la injusta defenestración de un buen profesional. El que escribe tiene motivos de sobra para no confiar en las malas artes de los que, con el pretexto de la defensa de la libertad, se convierten en los inquisidores del siglo XXI, de ahí este anónimo.

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